Director del INDRHI: “Con el canal de La Vigía, vamos a una solución para el futuro”
La captación de agua en Dajabón conlleva la instalación de un sistema de tubería con capacidad para 6,000 galones por minuto, para extraer agua del acuífero y garantizar el líquido en época de sequía
Con la decisión del gobierno dominicano de rehabilitar el canal de La Vigía, como medida para enfrentar la construcción de otro canal en el río Masacre que se ejecuta en Haití, también se avanza en la solución de un problema de falta de agua que cada vez se agudiza más en la zona fronteriza.
Así lo afirmó el director del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (Indrhi), Olmedo Caba Romano, quien fue el invitado de esta semana al Diálogo Libre.
Al explicar el alcance de los trabajos que se realizan en la zona fronteriza en Dajabón, indicó que el canal de La Vigía, que capta el agua del río Dajabón o Masacre, en el lugar conocido como la Aduana, se extiende por unos nueve kilómetros y tendrá capacidad para trasladar 1.5 metros cúbicos de agua por segundo.
Esa capacidad supera el caudal de uno o menos metros cúbicos que corre por el río durante gran parte del año, según señaló, razón por la que, desde el Gobierno trabajan en un sistema de bombeo que implica el uso del agua subterránea.
El canal de La Vigía se inició en los años 50 del siglo pasado, como forma de llevar agua a un asentamiento de japoneses en Dajabón. Más tarde fue intervenido en dos ocasiones, una primera en 1966 y después, durante la gestión de gobierno 2000-2004.
El trasvase parte de la toma de la Aduana, en Dajabón que se soporta en una estructura de hormigón que le permite captar el agua y, mediante un sistema de bombeo, alimentar su caudal.
Las dificultades en el sistema eléctrico que alimenta las bombas generó que desde el año 2007 no se estuviera siendo utilizado hasta la fecha. Caba Romano recordó que la falta de uso cegó parte del cauce del canal en unos 4 kilómetros, que ahora habilitan, mientras que el resto del canal sigue el curso alimentado mediante bombeo subterráneo.
El otro dique
“Según me comentan los técnicos del Indrhi, había intenciones de hacer un dique en esa parte (próximo a la toma de la Aduana) para que cada país, tanto de la parte haitiana y dominicana, tuviera sus canales”, rememoró el funcionario.
Agregó que, aunque hubo acuerdos arribados durante el Gobierno de Jean Bertrand Aristide en Haití, los planes quedaron engavetados tras la salida de éste del poder y no se volvió a tocar el tema.
“Un dique que se haga, que sea binacional para los dos países, debe ser donde el río es frontera. Para hacer el dique (el de la Aduana que había sido consensuado) nosotros dejaríamos nuestra toma aquí (en la Aduana) y ellos construirían su toma (cerca de ese lugar), pero eso significa una obra de ingeniería estudiada y se levantarían unos muros para proteger las dos poblaciones”, insistió Caba Romano.
El director del Indrhi sostuvo que el canal que se construye actualmente en Haití, motivo de una crisis diplomática que llevó al Gobierno dominicano a ordenar el cierre de la frontera, además de no estar consensuado, se levanta en un meandro que desde el punto de vista hidráulico hace difícil su funcionamiento. Implica, además, la construcción de un dique que, donde lo plantea Haití actualmente, sí supondría un riesgo significativo de inundación para las poblaciones aguas abajo y la empresa Codevi, donde se estiman trabajan unos 19,000 haitianos.
Otro aspecto negativo que citó es que el agua que se pretende extraer al Masacre no le retornaría, pues iría a parar a otros arroyos haitianos.
Distinto ocurriría con el uso del canal La Vigía, -insiste el funcionario- pues fue una obra consensuada desde sus inicios y que retornaría el agua al afluente.
Esto, gracias a un canal de conexión de unos cuatro kilómetros que el Indrhi proyecta construir y que le permitirá alimentar las tomas de Veterano 0, Veterano 1 y Don Pedro. Estas tomas, junto al conocido como canal de Drenaje, riegan 10,000 tareas del lado haitiano y más de 5,000 del lado dominicano.
“Pero todo esto es provisional. Nosotros tenemos tres planes: primero nosotros tenemos que tener esto habilitado con agua para cualquier situación, tener garantía a los productores... Independientemente de lo que pase con Haití, nosotros, esto lo vamos a habilitar con un sistema de electrobombas”, dijo Caba.
Detalló que, en lo inmediato serán instaladas en la Aduana unas bombas diésel, con las que ya iniciaron pruebas la semana pasada. También habilitarán dos líneas de tuberías con capacidad de 6,000 galones por minuto cada una.
Como lo tienen diseñado, el sistema implica captar agua subterránea en la Aduana, llevarla por tubería soterrada hasta las tomas Veterano 0, 1 y Don Pedro.
“¿Qué significa eso? Que cuando vengan los ocho, nueve meses de sequía que se dan todos los años, que no hay agua para nadie, nosotros podremos servir agua permanente aquí para estos productores de aquí”, expuso Caba Romano.
Haití y República Dominicana comparten un acuífero (agua subterránea) que se extiende por 2,200 kilómetros cuadrados, 1,200 del lado dominicano y 1,108 del haitiano, según comentó el funcionario.
Actualmente, gracias a las últimas precipitaciones, el caudal del río Masacre es de unos seis metros cúbicos por segundo, pero durante casi nueve meses baja a uno o menos metro cúbico. Ese caudal disminuye cada vez más. “Dentro de nuestra propuesta está el tema de que, realmente, tiene que haber una intervención en el manejo de la cuenca”, enfatizó Olmedo Caba. El afluente nace en el territorio dominicano por donde recorre gran parte de sus 55 kilómetros, se alimenta de una cuenca de unos 729 kilómetros cuadrados que se reparten a ambos lados de la isla y que, debido a su degradación, ha perdido su capacidad de captación de agua de lluvia, la que se discurre hacia el río en casi su totalidad. Justo esa es una razón por la que el Gobierno dominicano tiene previsto la construcción de la presa Don Miguel, en Dajabón, que permitirá almacenar parte del agua de lluvias y luego verterla al río de manera controlada. Esta medida, aseguró Olmedo Caba Romano, garantiza que ambos países puedan tener el río con mayor caudal durante más tiempo.