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Villa Jaragua, escenario de los primeros choques entre tropas dominicanas y haitianas

También fue nombrada Barbacoa y Villa José Trujillo Valdez

Perteneció primero a la provincia de Azua y luego a la de Barahona

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Villa Jaragua, escenario de los primeros choques entre tropas dominicanas y haitianas
Monumento erigido en el pueblo. (OMAR MEDINA)

Tenemos aquí otro pueblo dominicano, al que se le ha cambiado su nombre cuatro veces. Esta es su historia, contada brevemente.

En las regiones fronterizas entre las dos colonias, una española y otra francesa en los siglos anteriores a las independencias de lo que luego serían Haití y República Dominicana, hubo poco asentamiento humano. Eran lugares muy apartados de los centros urbanos y sin caminos para comunicarse. No obstante, algunas familias se asentaron en la parte española cerca de la frontera y se fundó un pequeño poblado llamado Las Barbacoas. Ese nombre es taíno y se refiere al método que ellos usaban para asar la carne y ha sido llevado a darle en inglés el nombre de “barbecue”.

Es bueno recordar que los pocos habitantes de ese poblado jugaron un importante papel en los primeros choques entre tropas dominicanas y haitianas en marzo de 1844, a pocos días de declarada la independencia dominicana. En el lugar llamado Fuentes del Rodeo se dio lo que se ha llamado el “bautismo de fuego” y en esos encuentros participaron hombres del poblado de Las Barbacoas, como hemos visto al leer la obra de Emilio Rodríguez Demorizi llamada “Guerra domínico-haitiana”. Fueron luchas desiguales entre tropas regulares haitianas y algunos dominicanos que, con sus escasas armas, pudieron retrasar el avance haitiano hacia Santo Domingo y así darle tiempo a la Junta Central Gubernativa para crear un ejército para enfrentar la invasión, como en efecto ocurrió en la batalla del 19 de marzo en Azua. Así que los actuales habitantes de ese poblado pueden sentirse orgullosos de que sus antepasados fueron de los primeros en luchar por la independencia nacional. Igual papel jugaron los “barbacoenses” en la Batalla de Cambronal en 1855, donde también ayudaron a detener una invasión haitiana.

Pero a partir de ahí Las Barbacoas se pierde en la historia. Lograda la paz, sus habitantes se dedicaron al comercio de víveres y ganado con los haitianos, pues el pueblo estaba a escasos kilómetros de la frontera. Pueblo pobre, pero tranquilo por muchos años. Hoy es un municipio de la provincia de Bahoruco, cuyo municipio cabecera es Neyba.

El primer cambio de nombre de ese pueblo ocurrió en el año 1937. Para esa época Rafael Leónidas Trujillo Molina llevaba seis siete años en el poder, gobernando de forma dictatorial. Le gustaban las alabanzas a él y su familia y para complacerlo muchos quisieron honrarlos de alguna manera, dando sus nombres a calles, pueblos y hasta provincias. El caso más notorio en ese sentido fue el de quitar a la capital del país su nombre de Santo Domingo y ponerle el de Ciudad Trujillo. En esa corriente es que el pueblo de Las Barbacoas cambió de nombre. Veamos lo que dispuso la Ley No. 1311 del 5 de junio de 1937. Ella indica que el Ayuntamiento de Neiba había dictado una Ordenanza, basada en la siguiente motivación:

“Considerando que es deber cívico de los pueblos, de sus instituciones representativas, perpetuar y venerar los nombres de sus hijos beneméritos. Considerando que el extinto legislador don José Trujillo Valdez, hijo adoptivo de esa Común, prestó grandes servicios a la Patria, resaltando siempre sus grandes sentimientos filantrópicos. Considerando que el fenecido legislador don José Trujillo Valdez fue padre amantísimo del más grande y del más patriota de los gobernantes dominicanos, el Generalísimo Dr. Rafael L. Trujillo Molina. Resuelve. Cambiar, como por la presente cambia el nombre de la pintoresca sección Barbacoas, por el de Villa José Trujillo Valdez”.

Esa ordenanza municipal fue aprobada por la citada ley que fue promulgada por el propio presidente Trujillo. ¿Cómo se sentirían los habitantes de Las Barbacoas, con ese cambio de nombre ancestral de su pueblo? Es difícil de pensar, pues no lo podían expresar verbalmente. Ser padre de un dictador no es mérito para que su nombre se le ponga a un pueblo.

Pero ya sabemos que cuando, después de 31 años de cruel gobierno, la dictadura de Trujillo llegó a su fin sangriento, los dominicanos decidieron borrar el nombre suyo y los de sus familias del mapa del país. Así, la Ley No. 5685 del 29 de noviembre de 1961, entre otros cambios de nombre, dispuso sencillamente:

“El Distrito Municipal de José Trujillo Valdez, municipio de Neyba, provincia de Bahoruco, se denominará en lo adelante Distrito Municipal de Jaragua”.

Pudieron haberle repuesto su antiguo nombre, de Las Barbacoas, pero el nuevo nombre resultaba apropiado, pues Jaragua era uno de los cacicazgos en que los taínos habían dividido la isla de Quisqueya y el poblado quedaba en esa región.

Las cosas no terminaron ahí, pues en una ley del año 1974, la No. 687, que hizo cambios jurisdiccionales en varias provincias, al municipio se le identificó como Villa Jaragua, no solo Jaragua como había dispuesto la Ley No. 5685.

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