Alexander Scriabin, la extravagancia de un genio
Su música ha sido calificada de misteriosa, esotérica, extática, enigmática, mórbida e incluso erótica.
Compositor y pianista ruso. Representa el lado más oscuro y extravagante de la psique artística rusa. Inició su andadura, como un pianista virtuoso y escritor de piezas de salón al estilo de Chopin.
A través del tiempo, Scriabin impuso su marca privada de misticismo.
Alexander Scriabin fue el único hijo de una brillante pianista y un abogado. Comenzó a estudiar piano a los once años en el Conservatorio de Moscú, donde también adquirió conocimientos de teoría y otras disciplinas musicales.
En la historia de los extravagantes del arte, Scriabin ocupa un lugar sobresaliente.
Vinculado a la teosofía y al ocultismo, imbuido de un misticismo panteísta que le hacía buscar permanentemente la unidad de lo diverso, estaba afectado de sinestesia (fenómeno neurológico que supone la percepción conjunta de sensaciones dirigidas a varios sentidos), en su caso, colores y sonidos.
Scriabin dejó algunas de las obras más fascinantes e innovadoras de su tiempo. Su música ha sido calificada de misteriosa, esotérica, extática, enigmática, mórbida e incluso erótica.
Una carrera in crescendo
Desde muy joven mostró sus dotes como intérprete y pasó a formar parte del grupo de destacados pianistas rusos de la época. Alumno de Rachmaninov. En sus recitales como solista, Scriabin interpretaba sus obras además de composiciones de Bach, Mendelssohn, Schumann, Liszt y Chopin.
Fue un pianista excepcionalmente sensible. Junto a su esposa Vera Ivanovna, con la cual se casó en 1897, ofrecía conciertos de su música en recitales para dos pianos.
Abandonó a su esposa Vera y a sus cuatro hijos, en 1905 y se enfiló a un nuevo amor, la joven Tatiana von Schoezer, con ella realizó giras por Italia, Suiza y Bélgica.
En ese periodo se volvió aún mas egocéntrico, quizás debido a la devoción que Tatiana sentía por él; Scriabin llegó a limitar su vida a su creatividad y genio, sin interesarse por ningún otro aspecto.
Durante su estancia en Lausana compuso su Quinta Sonata para piano y terminó el Poema del Éxtasis para orquesta, que logró estrenar en 1908 en Nueva York y luego en 1909 en Moscú.
El gran éxito obtenido tanto en Moscú como en San Petersburgo convirtió a Scriabin en uno de los compositores de vanguardia más importantes de su país.
Decide regresar a Bruselas, y se concentra en la composición de Prometeo, obra orquestal donde mezcla efectos de luces, luego de este estreno, se centra en la escritura de obras para piano. Muere en 1915 por causa de una herida en el labio que se infectó y le causó una septicemia.
Méritos y logros
Su búsqueda de una expresión estática y contemplativa, que se corresponde con una concepción religiosa y mística del arte, lo fue aislando de la música de sus contemporáneos. Tras la Primera Guerra Mundial, el estilo musical que practicaba cayó en el olvido en favor nuevos compositores que atrajeron el interés del público.
Años más tarde se realizó una completa revisión de su obra que permitió apreciar con objetividad sus méritos y logros. Scriabin nunca ha tenido la popularidad o aceptación de los grandes de la música rusa. Es un gusto adquirido, pero por algo los grandes del teclado lo veneran y siguen programando sus obras.