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Manuel Enrique Tavares Sánchez habla de su libro "Bulle"

Escrito en un lenguaje sencillo, íntimo, sin pretensiones, su autor logra transmitir en quinientas noventa y cinco páginas la atmósfera, las calles, el ambiente humano, empresarial y político de la República Dominicana y del mundo que recuerda desde sus nueve años hasta su madurez

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Manuel Enrique Tavares Sánchez habla de su libro Bulle
Manuel Enrique Tavares junto al viejo reloj que llegó desde Francia en los años veinte a la casa de la familia Tavares y que sirvió de musa para su libro "Bulle". (FUENTE EXTERNA)

Bulle, el primer libro de Manuel Enrique Tavares, nació por pura coincidencia. Ique lleva medio siglo dedicado con gran éxito a la vida empresarial y la idea de convertirse en escritor no había cruzado nunca por su cabeza hasta que un día, motivado por un amigo, se propuso volver la vista atrás y escribir sus memorias como regalo de Navidad para su familia. Sumó a su relato seis vivencias de eventos que lo impactaron en su vida profesional y que guardaba para sí en el baúl de los recuerdos, dio marcha atrás a las manecillas del reloj de su memoria y las grabó en tinta y papel.

Escrito en un lenguaje sencillo, íntimo, sin pretensiones, su autor logra transmitir en quinientas noventa y cinco páginas la atmósfera, las calles, el ambiente humano, empresarial y político de la República Dominicana y del mundo que recuerda desde sus nueve años -al final de la década de los cincuenta- hasta su madurez.  

Bulle cumple dos años en estas navidades y lo celebra esta vez con su tercera reimpresión, gracias al entusiasmo de los jóvenes lectores que encuentran en esta historia objetividad e inspiración. Los fondos recaudados serán donados a la Fundación 30 de mayo.

Por su lado, el viejo reloj que llegó desde Francia en los años veinte a la casa de la familia Tavares y que sirvió de musa para este libro, pronto cumplirá un siglo de vida. Para ser exactos, Bulle celebra 98 años transitados entre el azar y el olvido. De este último fue rescatado por Ique que con perseverancia, determinación, disciplina e incansable trabajo de investigación logró reconstruirlo y devolverle su memoria.

Su péndulo va y viene día a día con la misma vitalidad, sus manecillas siguen precisando el tiempo y los recuerdos de Ique, su restaurador y anfitrión para quien la historia no ha perdido su memoria. ¿Es casualidad o destino la presencia de Bulle en su vida?  ¿Fue cosa de suerte? ¿Hubiese existido el libro? Un enigma que irán descifrando los nuevos lectores de esta inspiradora historia escrita por un buen dominicano.

¿Que motivó en ti la idea de dar marcha atrás a las manecillas del reloj de tu memoria, viajar más de sesenta años en el tiempo, fusionar tus vivencias, tu historia con la Historia con mayúscula y llevarla a la vida literaria?

Bulle nació sin querer. Yo nunca pensé que escribiría un libro. Pero a través de los años fui partícipe de algunos eventos que me parecían relevantes y escribía sobre eso. Así llegue a tener como seis escritos que sirvieron como los capítulos inspiradores. Luego, conocí una persona que se interesó en mis negocios, mi vida y el país. Le conté mi historia y me dijo “tú debes de escribir un libro”. Pensé que estaba loco, pero reflexioné y comencé a escribir para dejarle mis memorias a mis hijos y nietos.

Cuéntanos sobre el proceso de escribirla. Sincronizar las horas que dedicas a tus empresas, a la familia, a tus actividades cívicas y a tus hobbies con las horas de Bulle. Un engranaje de un buen relojero. ¿Cómo lo lograste?

Irónicamente, la pandemia ayudó. Tenía tiempo. También ayudó la nueva cultura de video conferencia. Así pude trabajar con un editor que me motivó y me inspiró. Yo también puedo ser un poco intenso y compulsivo. Cuando me coge con algo, mi mente se enfoca en eso, sean negocios o hobbies.

Bulle fue ideado originalmente como un regalo de Navidad para tu familia. ¿Porque decidiste hacerlo público?

Hacerlo público fue una decisión difícil que me tomó un año. Por un lado, me parecía que Bulle era tal vez demasiado íntimo. Por otro lado, me preguntaba si era algo pretencioso de mi parte pensar que alguien podría interesarse en esa historia. A medida que fui regalando el libro a familia y amigos, me llamó la atención sobre todo la reacción de la juventud. Querían saber más de la historia dominicana y entender la dinámica de los negocios.

“Ningún hombre es una isla”. Queda claro en Bulle. ¿Crees que tu historia logre motivar a otros empresarios y a los lectores que tienen vivencias importantes que sumar a la Historia con mayúscula de nuestro país para ayudar a hacerla más veraz?

Esa fue otra de las motivaciones para hacer Bulle público. Las sociedades dependen de su historia y me preocupa mucho ver cómo hay historiadores dogmáticos, quienes quieren imponer su ideología a la historia o son pagados para hacerlo. Espero que Bulle motive a otros a escribir aspectos relevantes de la historia para que los historiadores serios puedan escribir una Historia más objetiva que refleje el espíritu de un pueblo, y no solo hechos puntuales.

El viejo reloj que heredaste de tu abuelo representa una metáfora sobre la nostalgia, la curiosidad y la perseverancia. Gracias a ellas, Bulle conserva hoy su eje principal: su corazón. Las manecillas del reloj de tu memoria han vuelto al presente. ¿Qué ha dejado en ti escribir esta historia?

Todo el mundo piensa en el pasado, pero pocas veces tenemos la oportunidad de hacerlo de una manera sistemática. Hacerlo me ayudó a entenderme mejor yo mismo, ¿porqué soy como soy, porqué hago lo que hago y pienso como pienso?  Fue como una auto psicoterapia. Creo que todo el mundo debe de escribir su historia, aunque sea para guardarla en una gaveta.

"Innovar o Abdicar". Con esta frase inicias el relato de tu trayectoria profesional en la tercera parte de Bulle. Esas vivencias  y anécdotas que narras sobre tu incursión en los negocios, tu entrada al mundo empresarial a los veinticinco años en donde llevas inmerso más de cuatro décadas, desmonta la vieja convicción de que en la vida todas las cosas suceden de forma lineal. En algunas como en los negocios aseguras que sucede todo lo contrario. Innovar o abdicar. Háblanos de eso.

Innovar o abdicar se convirtió en el lema de nuestros negocios y es un concepto fundamental para los mismos. Si un negocio se queda estático, simplemente conforme con lo que tiene y piensa que nadie lo puede hacer mejor, pronto se verá perdiendo mercado o perdiendo clientes que favorezcan una mejor oferta. La innovación puede ser de productos nuevos o negocios completamente diferentes al original. Abdicar es una palabra que no puede ser parte de un negocio y menos de un emprendedor.

Yo me formé académicamente como contable, lo cual nunca tuve la intención de practicar, pero entendía que la contabilidad es el idioma de los negocios y tenía que aprenderla. La contabilidad es algo muy metódico. Si entran cien pesos y salen ochenta, te quedan veinte.

También me formé como piloto, volando aviones por más de cuarenta años. En la aviación te enseñan a “planear tu vuelo y volar tu plan”. Otra vez, muy metódico.

Pero los negocios no son así, no son lineales.  Son más bien como carritos chocones. Le das para adelante, chocas con algo, das media vuelta y sigue para adelante. Y vuelves a chocar. Claro, hay que tener un plan de negocios con números, pero hay que saber que difícilmente salga así. Hay que estar listo para corregir el rumbo vez tras vez.

“Las adversidades no son necesariamente malas”, aseguraste en tu intervención en la Feria del Libro de Madrid, como invitado por la Embajada de la Republica Dominicana ante el Reino de España y la comunidad de Madrid en mayo de este año. Una reflexión que resalta el valor de la perseverancia y que nos gustaría ampliaras en esta entrevista.

La perseverancia es clave en los negocios. El que se dé por vencido cada vez que hay un contratiempo nunca tendrá éxito como empresario, porque los contratiempos son el DNA de los negocios.

Cuando hablo de adversidades, me refiero más bien a las personales. En mi caso, mis padres me enviaron a estudiar a los EEUU cuando tenía 13 años. Hablaba poco inglés, me fue muy mal en mi primer año, y fui blanco constante del “bullying”. Después mi familia se vio exiliada en Nueva York. Cuando salieron pensaban que sería por unos meses y fueron tres años. En la universidad viví las épocas difíciles de la guerra de Vietnam. La sociedad americana estaba en un estado de ebullición. Todo fueron adversidades, pero al final creo que me hicieron más fuerte. Siempre pienso que la vida es como el hierro.  Para que el hierro sea fuerte y útil, hay que calentarlo en el fuego y darle martillazos.

Volviendo la vista atrás, revisando el relato de tu vida como empresario, los riesgos y los logros que narras de forma sistemática y organizada ¿Qué papel consideras ha jugado la suerte en tus negocios?

La suerte es el elemento más importante de los negocios. Y mientras más duro trabajo, más suerte tengo. Pero fuera de relajo, la suerte juega un papel casi místico no solo en los negocios sino en la vida. Yo constantemente reflexiono con la pregunta “y si esto no hubiera sucedido”. ¿Hubiera existido PIISA si Sam y yo no hubiésemos conocido a Cameron Clark en Nueva York? No sé. Tal vez no. Tal vez fuera diferente.

En tu libro inicias el relato de la trayectoria de tu carrera profesional con un epígrafe de un poema de Ralph Waldo Emerson que cuestiona y contesta la pregunta: ¿Qué es el éxito? ¿Cuál es tu respuesta a esa pregunta?

Cada cual tiene que definir qué constituye el éxito para uno. Para algunos puede ser familia (debe serlo para todos). Para otros puede ser llegar a la cima de un deporte. Pero para los negocios, el éxito generalmente se mide con dinero. Hoy en día hay más conciencia de que los negocios también tienen que contribuir a la sociedad, al medio ambiente y tener una gobernancia justa para los empleados. Yo creo que eso siempre ha sido así, aunque nunca se expresaba. Yo fui un lector ávido de Ayn Rand. Ella, quien escribió a principios del siglo pasado, era una gran defensora del capitalismo. Ella decía que “el dinero es el barómetro de la sociedad”. Mientras más uno contribuye a una sociedad, más esa sociedad debe recompensar a uno, normalmente con dinero.  Por eso la corrupción es tan dañina para una sociedad. Un corrupto recibe dinero de la sociedad sin contribuir.

Hasta ahora Bulle ha sido distribuido principalmente entre la familia, amigos y conocidos. ¿Piensas ponerlo a la venta?

Inicialmente no quería ponerlo en venta, pero finalmente decidí hacer una tercera tirada y la totalidad de los fondos provenientes de esa venta serán donados a la Fundación 30 de mayo. Estará disponible en Cuesta y otras librerías del país.

TEMAS -

Abogada, amante de la buena literatura y de la lectura compartida. Promotora de grupos de lectura y viajes literarios, articulista y autora de la sección Confesiones de Lector en Diario Libre.

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