VIDEO | "No me llame Ternera", polémica sobre ETA en el Festival de San Sebastián
Una asociación de víctimas del terrorismo llegó a pedir, sin éxito, que la Fiscalía revisara su contenido, pero la organización del festival consideró que la cinta no justificaba las actividades de la banda y la mantuvo en programa
Sin un propósito puramente cinematográfico, ni estar a concurso, el documental-entrevista a un dirigente histórico de la disuelta organización separatista vasca ETA marcó el arranque del Festival de San Sebastián, recordando que sigue siendo un tema muy sensible para la sociedad española.
"En un festival en el que este año se presentan películas de gente a la que admiramos como [Fernando] Trueba, [Juan Antonio] Bayona.... Con todos esos estrenos y esos pedazo de directores nos hubiese gustado hacer menos ruido", reconoció este sábado el cocreador de "No me llame Ternera", Jordi Évole, en una concurrida rueda de prensa en San Sebastián.
Pero cuando se supo que el último trabajo de este popular periodista español era una conversación con con José Antonio Urrutikoetxea, conocido con el sobrenombre de Josu Ternera, y que la cinta se presentaría, además, en el festival vasco se desató la polémica.
Molestas con lo que consideraban "parte del proceso de blanqueado de ETA", más de 500 personas suscribieron una carta de protesta pidiendo que este diálogo con quien fuera uno de los grandes referentes de la organización, y reclamado por la justicia española, fuera retirado del certamen.
Una asociación de víctimas del terrorismo llegó a pedir, sin éxito, que la Fiscalía revisara su contenido, pero la organización del festival consideró que la cinta no justificaba las actividades de la banda y la mantuvo en programa.
"El interés periodístico que tiene una entrevista con un líder de una organización terrorista es indiscutible", defendió Évole antes del estreno ante el público.
"Este país tiene que saber mirar a su pasado con valentía y sin miedo. Que duele, claro que duele, la historia de todos los países duele", agregó.
Decepción
La conversación, en la que el periodista trata de enfrentar a Urrutikoetxea a sus contradicciones, abre y cierra con el testimonio de un herido en uno de los atentados en los que Ternera confiesa haber estado implicado en los años 1970, y de cuya participación no se tenía constancia hasta ahora.
El exdirigente de 72 años reconoce el dolor derivado de las acciones de ETA, a la que se atribuyen 853 muertes en cuatro décadas de lucha armada. También lamenta algunos errores, pero no pide perdón directo a las víctimas.
"Josu Urrutikoetxea es un militante que pone la organización por encima de todo, y a nosotros en cuanto al contenido de la entrevista, nos decepcionó (...) Nos hubiese gustado que hubiese habido palabras más amables", reconoció Évole.
"Hablaba mucho más para los presos de ETA que siguen en la cárcel cumpliendo condena, para la militancia, y eso casi que anula la posibilidad de que haya un discurso más conciliador", añadió.
La cinta, que se estrenará en Netflix en diciembre, es el resultado de un largo trabajo de producción que derivó en nueve horas de entrevista realizadas en 2022 en el sur de Francia, donde Ternera se encuentra en libertad vigilada.
"Es un personaje que entra en ETA con 17 años y en el año 2018 lee el comunicado de la disolución de la organización terrorista. Nos pareció un testimonio único", indicó Évole, quien comparte la dirección con Màrius Sánchez.
"Evolucionar"
Pero no todo el mundo lo vio así y las críticas al proyecto -acusado de fomentar un "relato justificativo y banalizador" en la carta de protesta- se sucedieron desde varios ámbitos.
La última, la del propio Ternera, quien se mostró descontento con el resultado en una entrevista con el diario vasco Berria.
Este sábado, un dispositivo policial protegía las puertas del estreno, donde unas pocas personas habían colgado unos carteles recordando uno de los sanguinarios atentados con los que se relaciona a Ternera.
La acogida del público, que había agotado las entradas, fue sin embargo positiva en esta ciudad vasca especialmente castigada por la violencia de la banda y que ahora, doce años después del anuncio del fin de la lucha armada y cinco de la disolución de ETA, va tratando de cerrar sus heridas.
"Que se hagan estas cosas me parece bonito porque es la forma de poder evolucionar", valoró Ander, un ingeniero de 26 años tras ver la película.
"Es un poco ver la realidad desde el punto de vista de cada uno y luego tú ya te quedas con lo que tú quieras", resaltó de su lado Eneritz, una administrativa de 28 años.