Deforestación ilegal en la Amazonía brasileña cayó un 63 % en el primer bimestre de 2024
Entre enero y febrero pasados, fue talada un área equivalente a 196 kilómetros cuadrados
La deforestación ilegal en la Amazonía brasileña cayó un 63 % en el primer bimestre de este año respecto al mismo período de 2023, según un informe publicado este lunes por una organización no gubernamental.
El estudio elaborado por el Instituto del Hombre y del Medio Ambiente de la Amazonía (Imazon) señala que, entre enero y febrero pasados, fue talada un área equivalente a 196 kilómetros cuadrados.
En el primer bimestre de 2023, la superficie destruida había sido de 523 kilómetros cuadrados en los nueve estados amazónicos del país, que concentran cerca del 70 % del mayor pulmón vegetal del planeta.
Según Imazon, que desde 2008 mide la deforestación con ayuda de imágenes de satélite, se trata de los menores índices de tala ilegal registrados en la Amazonía brasileña desde 2018.
Sin embargo, la organización no gubernamental agregó que el dato es muy superior a las tasas de tala ilegal en los primeros dos meses de 2016 y 2017, cuando, respectivamente, habían sido destruidos 52 y 69 kilómetros cuadrados.
La investigadora Larissa Amorim, una de las responsables del estudio, alertó de que, si bien los índices han mejorado, aún son elevados y representan un "gran desafío" para el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, que se ha trazado la meta de llegar a una tasa de deforestación ilegal "cero" para el año 2030.
Para alcanzar ese objetivo, según Amorim, "una de las prioridades del Gobierno debe ser agilizar el proceso de demarcación de tierras indígenas" y crear nuevas reservas medioambientales, pues "son esos territorios los que históricamente presentan los menores índices de deforestación".
Aún así, Imazon reconoció los esfuerzos del presidente Lula para recuperar los mecanismos de fiscalización medioambiental desde que asumió el poder, el 1 de enero de 2023.
La estructura de vigilancia de la Amazonía y las demarcaciones de tierras indígenas han sido retomadas gradualmente desde entonces, tras haber sido abandonadas entre 2019 y 2022, durante el Gobierno que presidió el ultraderechista Jair Bolsonaro.