La Greenberg-DL
Factores que impulsan la popularidad de Abinader
Los resultados de la encuesta Greenberg-DL son contundentes y aseguran una reelección del presidente Luis Abinader en la primera vuelta de las elecciones presidenciales del próximo 19 de mayo. La medición da una victoria en primera vuelta a Abinader con el 58 % de los votos, con Leonel Fernández en un lejano segundo puesto con 25 % y Abel Martínez más rezagado todavía al acumular 13 % de la intención de voto de los dominicanos.
Los números de Abinader no han hecho nada más que mejorar desde que Greenberg y Diario Libre publicaran en diciembre pasado los resultados de la medición de noviembre. En ese entonces, Abinader tenía el 44%, Fernández el 29% y el 18% iba por Abel. Estamos hablando de un crecimiento del presidente actual de 14 puntos en medio año, por encima del promedio de dos puntos mensuales que normalmente se logra en una campaña política.
Ese crecimiento se logró descontando tantos a Fernández, Martínez y otros candidatos minoritarios, sumado al apoyo de indecisos que en la encuesta publicada en diciembre no tenían definido su candidato.
Sin duda alguna, el rendimiento del Partido Revolucionario Moderno (PRM) en las elecciones municipales pasadas dieron un empuje descomunal a Abinader, así como su manejo del tema haitiano y la confianza del pueblo en su gestión, a pesar de las dudas que tiene sobre el costo de la vida. Esa realidad se traduce en una aprobación del 74 %, versus un 67 % a finales del año pasado.
A dos semanas de las elecciones, esos números son insuperables, sólo serían remontables por una seguidilla de errores catastróficos en estrategia o táctica de gobierno, que no me parece sea el caso. Por ello, el mejor argumento que le queda a la oposición es atacar la encuesta e intentar de irse contra el mensajero, un proceder un tanto ilógico, pues ante los ojos de la gente luce como un sangrado por la herida y una justificación halada por los cabellos. La oposición lo tiene complicado, es un hecho. No es para alegrarse, lo he dicho antes, pues la democracia requiere del balance de poderes para ser funcional.