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Una solución monetaria a un problema monetario

El salvamento de tres instituciones y la implementación del esquema de metas inflacionarias conllevó a la emisión de instrumentos financieros cuyo fin es recaudar liquidez del sistema bancario para evitar presiones inflacionarias y devaluatorias

En 2002 el BCRD transfirió al gobierno RD$ 1,677.2 millones fruto de sus operaciones. El salvamento de tres instituciones y la implementación del esquema de metas inflacionarias conllevó a la emisión de instrumentos financieros cuyo fin es recaudar liquidez del sistema bancario para evitar presiones inflacionarias y devaluatorias. El salvamento bancario se coincibió como responsabilidad del Estado. Por eso la Ley de Recapitalización compromete al gobierno central a saldar dicho déficit.

Debido a un excedente monetario permanente (insuficiente demanda de préstamos y/o prestatarios viables), estas emisiones se volvieron indispensables para la estabilidad macroeconómica. Estas crecen continuamente, sumando al déficit cuasifiscal, lo cual presiona la necesidad de aumentar impuestos.

Lo anterior resulta ser paradójico por dos razones. Primero, apenas resulta una solución temporal. Segundo, el esquema se podría representar como la del perro que persigue su propia cola.

Entre 2007-2023, los intereses devengados sobre instrumentos de política monetaria suman RD$ 1,021,659.8 millones, un factor monetariamente expansionario. En consecuencia, ha sido contrarrestada por un aumento de valores en circulación de RD$ 804,804.2 millones, equivalente al 78.8% de los intereses. Por otro lado, el sacrificio fiscal por transferencias para recapitalización alcanzó RD$346,760.8 millones, un insuficiente 34% de los intereses devengados. Por la naturaleza de estos ahorrantes superavitarios, mucho de lo devengado se re-deposita, aumentando el balance y nuevamente generando intereses. Este escenario no luce tener fin.

Para solventar de manera definitiva el escollo habría que implementar soluciones de raíz. Primero: ¿Por qué hay insuficiente demanda de préstamos? ¿Por tasas de interés muy altas? ¿Dificultades burocráticas? ¿Falta de proyectos viables?  Cada aspecto requerirá soluciones puntuales.

Mientras, el exceso de ahorro no productivo solo encuentra colocación en el mercado financiero. Y ahí caemos en jaque mate. No remunerarlo pudiera llevar al traste sistémico propiciando una posible fuga de capitales, devaluación y eventualmente inflación. Remunerarlo promueve el status quo improductivo que resulta, por demás, en una carga fiscal (entre 2007-2023 representó un 4% de los ingresos fiscales) a ser solventado mediante impuestos de carácter regresivo.

Lo óptimo sería una solución monetaria a un problema monetario.

Un primer paso pudiera ser que el BCRD gradualmente vaya reduciendo su tasa, que en términos reales es positiva, y en comparación con otros países, es alta, dado que, por definición, sus instrumentos se consideran libres de riesgo. Reducir las tasas movilizaría la demanda de préstamos lo que serviría de impulso al crecimiento que es el llamado a generar ingresos para remunerar al capital.

El contexto idóneo para iniciar esta estrategia pudiera ser las rebajas de tasas esperadas en los mercados financieros internacionales, particularmente en EE.UU., de manera que el atractivo para exportar capitales se vea disminuido.

Segundo, la banca, las entidades empresariales y organizaciones municipales deben abocarse a aumentar sus portafolios de inversión, posiblemente incluyendo micro-proyectos, a fin de facilitar la canalización de fondos donde se necesita. Esto podría atarse a programas de desarrollo regional, como pudiera ser el caso de proyectos en la zona de Pedernales, como complemento social y económico a una gran inversión pública de infraestructura.

Lo anterior serviría para reducir el excedente de liquidez bancario que el BCRD necesita retirar del sistema lo cual detendría el crecimiento de las emisiones y, eventualmente, permitiría el desmonte paulatino del balance de los valores vigentes retornando al BCRD y a la economía dominicana a una posición de equilibrio.

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Economista Senior de firma Intelligent Economics.