Elecciones en Venezuela: ¿oportunidad para una negociación política?
El chavismo, liderado por Nicolás Maduro, y la oposición, encabezada por Edmundo González Urrutia, se medirán el 28 de julio en una votación decisiva para el futuro del país
Todos los regímenes autoritarios operan desde el miedo, por eso lo infunden en su pueblo, imponiendo restricciones y decisiones que les favorezcan para permanecer, a toda costa, en el poder. Maria Corina Machado no se pudo inscribir como la candidata presidencial de la oposición en Venezuela por el poder de veto y control de las instituciones venezolanas por Nicolas Maduro. Tampoco permitieron que se inscribiera su sustituta, Corina Yoris, ni otros, que también fueron vetados. En estos casos, la tradición es buscar un candidato de transición, que cohesione a la oposición y que el régimen autoritario “acepte”.
Del mismo modo, los regímenes autoritarios suelen exigir para salir del gobierno, los denominados Enclaves de Poder, para proteger intereses y mantener una influencia significativa. Pudiendo complicar el proceso de democratización y la gobernanza democrática.
- En la transición de 1978 el Dr. Joaquín Balaguer mantuvo con malas artes el control del Senado de la República y, con este, el control del Poder Judicial y el nombramiento de los jueces.
- En 1975 en España, tras la muerte de Francisco Franco, los militares y miembros del régimen mantuvieron importantes posiciones de poder, influyendo en la redacción de la Constitución y en la política del nuevo gobierno.
- En 1990, Daniel Ortega quiso imponer a la presidenta electa, Violeta Chamorro, su hermano Humberto Ortega como ministro de Defensa.
- En Chile, Augusto Pinochet sale del poder en 1990 pero fue senador vitalicio, se mantuvo como comandante en jefe hasta 1998 y se mantuvo que el 10% de los ingresos del cobre fuera, de manera directa, a las Fuerzas Armadas.
- A partir del 1994, F. W. de Klerk fue vicepresidente de Nelson Mandela en África del Sur, después de haber sido presidente desde 1989 hasta 1994.
Es decir, en las transiciones políticas no hay nada escrito. No suele suceder lo que queremos, sino lo necesario para hacer posible lo que queremos: la salida del régimen autoritario, para iniciar el camino hacia la libertad y la democracia.
Es a partir de esta lógica y, por tanto, de mucha negociacion política como aparece en el escenario Edmundo González, diplomático y político de prestigio quien es hoy el candidato presidencial por la coalición opositora Plataforma Unitaria Democrática para enfrentar a Maduro.
Y es así como el 28 de julio habrá elecciones generales en Venezuela, un país con 8 millones de emigrantes y gran represión política. No obstante, hoy Venezuela esta políticamente movilizada gracias al liderazgo de Maria Corina Machado y la voluntad de cambio de los venezolanos – 8 de cada 10 quieren cambio – lo que en esencia impulsa el candidato presidencial de la oposición, Edmundo Gonzalez, quien lidera las principales encuestas con alrededor de 20 punto porcentual.
Continuando con las analogías, Maria Corina Machado en Venezuela está ejerciendo en el 2024 un liderazgo movilizador y cohesionador de la oposición, tal y como lo hizo en 1978 el Dr. Jose Francisco Peña Gómez en República Dominicana.
Tradicionalmente, y hoy con más convicción, el discurso del candidato Gonzalez es concertador, estimulando un dialogo político con el régimen para gestionar una transición hacia la democracia. Esa postura es de alta inteligencia estratégica ya que, si el discurso de González se orienta a la amenaza y destrucción total del régimen, los costos de salida de los grupos en el poder aumentan, haciendo más difícil la transición hacia la democracia de Venezuela.
De hecho, el régimen de Nicolas Maduro mantiene negociaciones con los EE. UU. No podemos afirmar que se está negociando, pero lo que los regímenes autoritarios suelen pedir en estos casos son:
- Garantías políticas de sobrevivencia futura, de modo que sigan siendo actores de primera línea con capacidad de articulación, gestión e influencia política.
- Garantías para que los capitales puedan circular, de modo que les permita legitimarlos y operar con holgura por aquello que decía el inefable político mexicano Carlos Hank González “un político pobre es un pobre político”. Esto último es un problema muy serio, cuando los capitales surgen de la afectación del patrimonio público.
- Garantías judiciales, las cuales son aún más complicadas, sobre todo fuera de Venezuela. En estos casos, internamente, pudiera operar una justicia transicional con sus pilares, que explico tomando el caso África del Sur, en mi libro “Verdad y Reconciliación: Reflexiones para un nuevo contrato social”.
“La política se nutre de realidades”, decían Juan Bosch y Manuel Fraga. Independientemente del resultado electoral del 28 de julio, Venezuela está entrando en una nueva etapa, donde la negociacion política está jugando y jugará un papel estelar.