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D’Artagnan

Alexandre Dumas y la fascinante saga de Los tres mosqueteros

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D’Artagnan

Charles de Batz de Castelmore conocido simplemente por el nombre de su lugar de origen, d’Artagnan, es si duda uno de los personajes más conocido de la literatura universal, existió realmente y el pasado 25 de junio se conmemoró el 450 aniversario de su trágica muerte durante el sitio de la ciudad holandesa de Maastricht. Era domingo y ese día el entonces mariscal de campo de Louis XIV no estaba de servicio, pero el valiente mosquetero del rey consideró que su deber era estar en el frente y combatir cuando, ¡vaya paradoja! una aleve bala de mosquete le atravesó la garganta. Así da cuenta la historia de la muerte del mosquetero más famoso de la saga del célebre novelista francés Alexandre Dumas: Los tres mosqueteros, Veinte años después y El vizconde de Bragelonne.

En esta novela, la última de la trilogía de los mosqueteros del rey, conocemos gracias al genio narrativo de Dumas, qué había sido de Athos, Porthos, Aramis y cómo muere d’Artagnan en el sitio de Maastricht.

La novela que lleva por título el nombre del hijo de Athos, Raúl, que era el vizconde de Bragelonne. Artificio literario que le sirve de punto de partida a Dumas para contar el fin de los famosos mosqueteros del rey: Athos muere de pena al enterarse de la trágica muerte en Argelia de su hijo Raúl; Porthos, perdonado por el rey, retirado muere trágicamente bajo una enorme roca y Aramis que descubrió que Louis XIV tenía un hermano gemelo intrigó con Nicolas Fouquet logrando llegar a ser elegido general de la Orden de los Jesuitas se radicó en España hasta que, indultado por el rey, regresó a Francia y se instaló como obispo en Balle-Île-en-Mer los predios de su antiguo aliado Nicolas Fouquet. De los cuatro mosqueteros fue el último en morir. El gemelo de Louis XIV le sirvió a Dumas para escribir su famosa y fascinante novela El hombre de la máscara de hierro. Qué tanta especulación ha originado en el imaginario occidental.

D’Artagnan, como dije antes, Murió durante el sitio de Maastricht el 25 de junio de 1673, unos días después de que Louis XIV lo hiciera mariscal de Francia. Esto es verídico. Pero no como cuenta Dumas en las páginas finales de El vizconde de Bragelonne en el momento en que recibía de manos del enviado del rey la caja que contenía el bastón que, como las estrellas de los generales de hoy, simbolizaba el grado de mariscal. En ese instante, según Dumas, una bala de mosquete le rompió el pecho y D’Artagnan cayó al suelo, la caja rodó y el bastón fue a parar a la mano derecha del nuevo mariscal. Esa era la manera, según Dumas, como debía morir un personaje de la importancia del cuarto mosquetero de la saga que paradójicamente se titula Los tres mosqueteros.

¿Cómo logró Alexandre Dumas escribir obras de ficción que para un lector que no conoce la historia de Francia antes de la Revolución de 1789 le parezcan novelas históricas? Al margen de su genio creativo, se apoyó en la historia de Francia concerniente al reino de Louis XIII y Louis XIV; de la rivalidad política de los cardenales de Richelieu y Mazarino. Se sirvió también de Les mémoires de Monsieur d’Artagnan de Gatien de Courtiz de Sandras publicadas en 1700. Un recurso, como aquel de utilizar personas para investigar sobre los acontecimientos que su genio literario convertiría en extraordinarias obras de ficción que hoy día se leen con el mismo interés que provocaron al momento de su primera edición completa a mediados del siglo XIX.

El éxito de Alexandre Dumas desató la ira de sus rivales en la Francia de su época llegando incluso a que el crítico Jean-Marie Quérard publicara en 1865 una obra demoledora contra el autor de Los tres mosqueteros: Les superchéries littéraires dévoilées que dio motivo a burlas como que el mulato Alexandre Dumas se servía de “negros” (nombre dado a los que escriben y que en inglés se conocen como ghostwriters) para escribir sus novelas y uno de sus empleados, Alexandre Maquet, que había hecho la investigación, para Los tres Mosqueteros y El conde de Montecristo, le hizo una demanda al prolífico Dumas para que su nombre figurara como coautor de El conde… logrando, por sentenciade un tribunal, que su nombre figurara como coautor de El conde de Montecristo. Lo obtuvo, pero la posteridad devolvió la autoría al genio de Alexandre Duma y relegó a Maquet a empleado de “Duma y Cía., fábrica de novelas”.

Sólo el genio de un escritor podía manejar el efecto de realidad como lo hizo Dumas al convertir las memorias de Monsieur d’Artagnan en esa magnífica saga que constituyen Los tres mosqueteros, Veinte años después y El vizconde de Bragelonne. Una trilogía plagada de referencias reales cuyos efectos de realidad nos hacen creer que estamos leyendo la historia de Francia del siglo XVII. Una leyenda de capa y espada que en el siglo XIX fascinó a jóvenes y adultos; luego a guionistas y directores de cine. Y que no ha perdido actualidad. No ha envejecido.

La leyenda de d’Artagnan no nació cuando Charles de Batz de Castelmore, conde d’Artagnan, fue víctima de aquella aleve bala de mosquete le destrozó la garganta aquel domingo 25 de junio de 1673 sino con la publicación de Los tres mosqueteros a finales de 1844.

El éxito de Alexandre Dumas desató la ira de sus rivales en la Francia de su época llegando incluso a que el crítico Jean-Marie Quérard publicara en 1865 una obra demoledora contra el autor de Los tres mosqueteros: Les superchéries littéraires dévoilées que dio motivo a burlas como que el mulato Alexandre Dumas se servía de “negros” (nombre dado a los que escriben y que en inglés se conocen como ghostwriters) para escribir sus novelas y uno de sus empleados, Alexandre Maquet, que había hecho la investigación, para Los tres Mosqueteros y El conde de Montecristo, le hizo una demanda al prolífico Dumas para que su nombre figurara como coautor de El conde… logrando, por sentenciade un tribunal, que su nombre figurara como coautor de El conde de Montecristo. Lo obtuvo, pero la posteridad devolvió la autoría al genio de Alexandre Duma y relegó a Maquet a empleado de “Duma y Cía., fábrica de novelas”.


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Diplomático. Escritor; ensayista. Academia Dominicana de la Lengua, de número. Premio Feria del Libro 2019.

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