Irrespetuosa resolución
Le dieron categoría de partido a la empresa de José Ramfis Domínguez Trujillo.
La resolución de la Junta central Electoral (JCE), dio categoría de partido a la “empresa comercial” de José Ramfis Domínguez Trujillo para terciar en los comicios de 2023 como Partido Esperanza Democrática (PED), tiene todo lo que sería una falta de respecto a las víctimas de la tiranía de Trujillo.
Karl Marx, además de irónico, tenía propensión a la burla. Al analizar en El 18 brumario de Louis Bonaparte el golpe de Estado del 2 de diciembre de 1851 en Francia recuerda que su colega y compatriota Hegel solía decir “que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces” y señala además: “Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa”. Al decir farsa hacía alusión al famoso putsh de Louis Bonaparte que al proclamarse unos meses más tarde emperador iniciaba, según Marx, una comedia. El autor de El capital considera pues que ese segundo imperio no era más que una caricatura con respecto al de Napoléon I, su tío.
Por otra parte, el poeta, novelista y dramaturgo Víctor Hugo, que se vio obligado a expatriarse durante ese segundo imperio, fue mucho más demoledor que el pensador judío-alemán. Hugo se burló de Napoléon III llamándole Napoléon le petit. Un mote tan exitoso que todavía hoy se asocia a la figura de príncipe-presidente.
La befa de Victor Hugo y la ironía de Marx al sobrino de Napoléon cuando se proclamó emperador me hacen pensar que ambos tienen razón: las pretensiones del hijo de la niña que quiso y fue reina de aquella farsa caribeña de 1955, tienen mucho de Napoléon le petit, como calificó el gran escritor francés al último emperador galo.
La resolución 24-2023 de la JCE es, además de polémica, provocadora. No sólo porque el presidente de esa pretendida organización “democrática” sea descendiente directo del dictador Trujillo sino porque Ramfis Domínguez Trujillo, nacido en el extranjero y de nacionalidad norteamericana, no podrá, según la Constitución vigente, postularse como candidato a la presidencia de la República, pero la Carta magna es un bloque de mármol entallable y se puede reformar e incluso modificar. Parece que el pleno de la JCE no contempló estas posibilidades ni otros de los múltiples movimientos de la política que son tantos como los que se le ofrecen al jugador de ajedrez frente a los 64 cuadros del tablero.
Domínguez Trujillo está convencido de que su abuelo aún tiene vigencia política en República Dominicana. Eso muestra que ni él ni sus consejeros se han dado cuenta de que el país de la Era de Trujillo no es el mismo; que el propio Balaguer, presidente títere del dictador aun utilizando su experiencia de acólito del régimen trujillista se encargó de dar muerte a lo que en 1966 subsistía de la férrea dictadura; que durante los doce años ininterrumpidos de gobierno balaguerista, el entonces presidente se encargó de aniquilar la izquierda dominicana y evitar que República Dominicana se convirtiera en una segunda Cuba siguiendo al pie de la letra el mandato que la Pax americana le había puesto como tarea para que el país no deviniera otra Cuba en el Caribe y nos pusiera sobre los raíles de una democracia a la manera de la de los Estados Unidos que desde entonces, con sus luces y sombras, disfrutamos.
El PED y su líder Ramfis Domínguez Trujillo a pesar del adjetivo “democrática” no puede disimular su intolerancia intrínseca y procede como los partidos de extrema derecha que evolucionan actualmente en otros países de Europa occidental o de América Latina, por ejemplo.
Pocos días después de la resolución de la JCE que reconocía al PED, su líder y fundador puso una querella por difamación contra la presentadora de televisión Maríasela Álvarez. Tal vez esa acción judicial no prospere; pero anuncia otras que ya no estarán dentro del marco de la ley como la banda que los partidarios de su abuelo organizaron después del golpe de Estado de febrero de 1923 y que conocemos como la “44”. La extrema derecha tiene inscrita en sus genes la violencia. Recordemos igualmente los camisas negras del Partido Fascista de Mussolini en Italia; las Secciones de asalto o Camisas pardas del Partido Nacional Socialista de Hitler en Alemania.
La JCE ha querido jugar el juego de la democracia y a que no se debe coartar la libertad de expresión inscrita en la Declaración Universal de los Derechos del Hombre que nuestro país aceptó al firmar la Charte de las Naciones Unidas después de la Segunda Guerra mundial durante la dictadura de Trujillo. ¡Vaya ironía!
El pleno de la JCE parece que no midió las consecuencias de una decisión tan peligrosa y abrió las puertas a un partido trujillista que sólo espera que un gobernante con miras a instalarse en el poder ad vitae aeternam haga una modificación constitucional que facilite la postulación de Domínguez Trujillo.
Por el momento no hay peligro y la resolución 24-2023 de la JCE no es más que una irrespetuosa provocación. El Partido Esperanza Democrática es el termómetro que nos dará el nivel de trujillismo del elector dominicano en mayo de 2024.
La resolución 24-2023 de la JCE es, además de polémica, provocadora. No sólo porque el presidente de esa pretendida organización “democrática” sea descendiente directo del dictador Trujillo si no porque Ramfis Domínguez Trujillo, nacido en el extranjero y de nacionalidad norteamericana, no podrá, según la Constitución vigente, postular como candidato a la presidencia de la República, pero la Carta magna es un bloque de mármol entallable y se puede reformar e incluso modificar. Parece que el pleno de la JCE no contempló estas posibilidades ni otros de los múltiples movimientos de la política que son tantos como los que se le ofrecen al jugador de ajedrez frente a los 64 cuadros del tablero.