La historia nunca se repite...
Reflexiones sobre el pasado y la historia
Con no poca frecuencia, personas amantes de temas históricos y hasta destacados estudiosos apelan a una clásica sentencia según la cual “Quien olvida su historia está condenado a repetirla”. También suele decirse que “El pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla”. ¿De dónde procede esa expresión tan citada por la generalidad de las personas?
En el frontispicio de la puerta número 4 del que fuera campo de concentración de Auschwitz I, convertido desde hace tiempo en un museo memorial, hay una inscripción en inglés (también en polaco) que dice: “Los pueblos que no conocen su historia, están condenados a repetirla”. En verdad, la frase es autoría del filósofo George Santayana, escritor y filósofo estadounidense, de origen español, quien la acuñó en su libro “La razón en el sentido común”. Sucede, sin embargo, que en muchos casos esa frase es citada fuera de contexto, pues lo que Santayana escribió fue lo siguiente: “Aquellos que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo”. Hay diferencias esenciales entre historia y pasado, que más adelante convendrá dilucidar.
Pero retomando a la frase de Santayana me parece que la razón por la cual los organizadores del museo memorial de Auschwitz decidieron emplearla fue con el propósito de que las generaciones del presente y del porvenir adquiriesen plena conciencia sobre los campos de concentración o centros de exterminio alemanes durante la Segunda Guerra Mundial; es decir, que conocieran mucho más a fondo acerca de los horrores cometidos por los nazis contra el pueblo judío para, de esa manera, evitar que en el futuro pudiesen surgir nuevos sistemas totalitarios similares al nazismo con capacidad de aplicar técnicas y métodos de torturas inimaginables contra el ser humano.
Respecto de la frase de Santayana, recuerdo un profesor de historia de mis años juveniles quien, tras explicar a sus alumnos la referida frase, enfatizaba que los fenómenos históricos eran -y son- únicos e irrepetibles, razón por la cual proponía una fórmula más acorde con la realidad: “Quienes no conocen los errores del pasado, están condenados a repetirlos”.
En vista de que la historia es un devenir en constante movimiento y evolución, como el torrente de un río que fluye de manera permanente hasta su desembocadura en el mar, puede concluirse que, en el marco de su dinámica interna, los hechos históricos ocurren una sola vez y son sucedidos de manera concatenada por otros fenómenos también diferentes. Esos hechos históricos, a su vez, tienen lugar en un tiempo y espacio distintos toda vez que, parafraseando a Heráclito, no es posible bañarse dos veces en el mismo río. La historia, por tanto, como sostenía Paul Valery, “es la ciencia de lo que nunca ocurre dos veces”.