El otro ciclón
Desafíos de la temporada ciclónica, lecciones del pasado y preparación
Estamos en temporada ciclónica. Dice el refrán: “hombre precavido vale por dos”. Piensas que otro ciclón vendrá y nos pondrá en jaque. No se trata de pesimismo sino de tener las amarras bien fuertes. Atas el barco a un muelle seguro. Te preparas para los temporales, para la furia del océano y tienes claro que la travesía puede ser fuerte antes de llegar a la costa, como le habrá ocurrido a algún pirata en el siglo XVII.
En nuestra tierra, tenemos organismos con una vasta experiencia en el manejo de desastres (COE, Bomberos, Defensa Civil, Cruz Roja). A nosotros, no a Guadalupe o Martinica, este factor nos ayuda a estar calmados ante el embate de las lluvias y los vientos.
El nuevo ciclón vendrá, atacará los puentes, derribará árboles, dejará a la gente sin techo (irán a los albergues), inundará poblaciones enteras, destruirá casas, desbordará ríos y dejará una estela de destrucción a su paso. Las fuerzas del orden (y los civiles), mirarán con estupor cómo caerán los árboles llevándose consigo los tendidos de la energía eléctrica. El otro ciclón será esperado: inundará calles enteras y si tiene fuerza, como ocurrió con David, colocará un auto encima de otro (ahí están las fílmicas).
Las memorias del ciclón David suelen ser únicas y resulta cierto: cada vez que tenemos noticias de un huracán, algo se destapa y nos recuerda lo que hacíamos en 1979. En aquel aciago momento, en una casa cercana al mar, intentábamos salvar una colección de comics (paquitos en dominicana). En los tiempos actuales, para monitorear los eventos, uno entra de cuando en vez, pero más en esta época, en el NHC (National Hurricane Center), para ver los pronósticos. Se sale de allí con algunas conclusiones.
Los mapas del NHC son sencillos. Si te fijas bien, podrás pensar que se trata de un gráfico hecho a plumilla, un arte que dominaba a la perfección Samuel Hazard, un dibujante americano que vino al país en el siglo XVII. Con gran dominio de la escena, este viajero nacido en Filadelfia en 1834, dibujó algunos ambientes dominicanos en 1873 y tenemos un libro suyo de 531 páginas, Santo Domingo Past and Present with a glance at Hayti. Algunos efectos en sus dibujos parecen mapas de la NHC.
Ante el embate de los ciclones de cada año, uno se pone a pensar: ¿cuál es la reacción de los ciudadanos en términos económicos? ¿Salen todos a comprar a los súpers? ¿Capturan agua por aquello de sectores donde el agua se va de manera misteriosa cada vez que se anuncia una tormenta? Ya fuera de la ciudad, es cierto aquello de: “cuidado que soltaron la presa”?
Son viejas las historias que nos dicen que cada vez más, por efecto del Niño, los huracanes serán más fuertes. En las fílmicas (y en las fotos), del NHC todo está claro. Cuando me metí me di cuenta que por ahora no tenemos nada avisado, pero en los días anteriores, con el anunciado Bret, “que se volvió ná’”, sí hubo algo. El cielo se llenó de nubes, la gente sacó sus paraguas y se dedicó a escapar de un aguacero que hizo de algunas calles verdaderos ríos, mares en miniatura.
El dato histórico que buscamos tiene que ver con la conducta de los indios taínos en el momento en que llegaban los huracanes, o el huracán –así, en singular– porque hay una clara sospecha de que pudieran haber utilizado algunas cuevas para guarecerse, como la ya visitada Guácara Taína (una discoteca que visitábamos en los noventas en pleno Mirador del Sur).
Es justo decir que dichas cuevas no están en todo el país, sino en algunas locaciones. En un reciente viaje, visitamos La Cueva de las Maravillas y mejor nombre no podía dársele: una maravilla que debieron haber inspeccionado nuestros taínos, según demuestran los petroglifos. La pregunta entonces viene: ¿entraban en estos lugares en época de huracán para guarecerse?
Los mapas son un instrumento adecuado para ver qué pasa cada vez que Meteorología nos dice algo: “estas provincias estarán en amarillo y estas en verde”.
Parézcase o no a un diseño de Hazard, los pronósticos son así: tienes un mapa donde podrás ver lo que hace el fenómeno desde que se forma en Africa. Esto cobra máxima utilidad cuando hay tiempo para verlos, para analizarlos en el recorrido. Y hay varias opciones, como cuando va a un restaurante: puedes seleccionar las fotos en movimiento y las fotos en radar. El otro ciclón que vendrá tendrá que vernos de frente. La sociedad dominicana está preparada como cada año. Durante el fenómeno, cuyo nombre aun ignoramos, se recomienda quedarse en casa.