Periodistas
La profesión no cambia, pero su ejercicio sí
Hoy es el Día del Periodista. Toca como cada año dedicar unos minutos a reflexionar -nunca sobra- sobre esta profesión, oficio, industria o como quieran verlo, que se mueve a la velocidad vertiginosa de la tecnología con la obligación de tener la mente tranquila para la reflexión necesaria. Difícil conjunción.
Cada año, cada pocos meses, surge un revulsivo que va a transformar la industria de la comunicación, el mundo de la prensa, la profesión. Ahora es la Inteligencia Artificial que permitirá a los menos escrupulosos firmar como suyos artículos por docenas. Y sin embargo eso no afectará al periodismo de verdad, el que se hace con la intención de contar (pero mejor si además explica) lo que sucede.
La profesión no cambia, pero su ejercicio sí. ¿Peligros? Confundir al “talento” con el comunicador, al comunicador con el periodista, al periodista con el colaborador, al colaborador con el freelance, al freelance con el “periodista ciudadano”, a éste con el youtuber. Y al youtuber con todos los demás.
Más: mezclar la información con la publicidad, la publicidad con la propaganda y las relaciones públicas con el contenido editorial disfrazado. Peras con manzanas.
¿Problemas? Muchos comunes a otros sectores pero dos muy propios: el intrusismo (y no, no debe ser obligatorio colegiarse) y el pluriempleo. Los conflictos de interés no identificados o admitidos siempre sobrevolando las páginas, sean impresas o digitales.
¿Sigue siendo el Cuarto Poder? Sí, y quizá esa es su magia. La capacidad para provocar cambios, para denunciar, divertir, descubrir, compartir, pelear, conciliar, pensar... Nunca hubo tantos lectores, nunca tantas buenas historias ni tantos medios.
Pero tampoco hubo nunca tanto “ruido” como ahora.