La tapa al pomo
Las presiones han dejado a los chavistas sin margen para salir indemnes de la tormenta que ellos mismos crearon
Preferiría que fuese el último clavo al ataúd, pero digamos que la tapa al pomo. El Panel de Expertos de Naciones Unidas ha publicado un informe preliminar sobre las elecciones en Venezuela y las conclusiones confirman las bellaquerías de Nicolás Maduro y su cohorte de adulones, fanfarrones y “enchufados”. Ese último golpe, al que la insolencia chavista ha respondido encolerizada, se refleja claramente en las posiciones de Brasil y de Colombia.
En la región, al gobierno autoritario de los chavistas le resultará difícil encontrar un reconocimiento extendido, salvo espaldarazos insignificantes y la bendición cubana. Los grandes jugadores se han alineado detrás de acciones que salven la cara a los usurpadores, pero que los obliguen a negociar. O a celebrar nuevas elecciones.
En todo caso, la lectura es clara: aceptación de que Maduro perdió las elecciones y se aferra al poder sin pizca de recato. No se trata de un gobierno democrático sino de un régimen autoritario corrompido hasta los tuétanos. Desembarazarse de la impunidad que le garantiza el control del Estado no figura en la bitácora de las autocracias. También los Estados Unidos apuestan por una negociación. Con las condiciones señaladas por el presidente brasileño, por ejemplo, nuevas elecciones serían repetir la derrota humillante del oficialismo. ¿Entregarían el poder después de otra paliza electoral?
Las presiones han dejado a los chavistas sin margen para salir indemnes de la tormenta que ellos mismos crearon. La respuesta de más represión, censura risible de las redes sociales y declaraciones destempladas confirman la bancarrota del régimen. No hay que cesar las exigencias para que se respeten las normas democráticas, y he ahí la responsabilidad para nuestro país.