Aumenta la tensión en el mar Rojo tras un nuevo ataque hutí contra un navío estadounidense
Muchas navieras han optado las últimas semanas por evitar el mar Rojo, una vía vital del comercio entre Asia y Europa
El mar Rojo fue hoy escenario de una nueva escalada de tensión tras un nuevo ataque con misiles antibuque lanzado por los rebeldes chiíes hutíes del Yemen contra un portacontenedores estadounidense, que no causó víctimas ni daños de importancia.
El Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM) dijo en un comunicado que el buque alcanzado fue el portacontenedores M/V Gibraltar Eagle, con bandera de las Islas Marshall y de propiedad estadounidense, procedente de Corea del Sur y que se dirigía a cruzar el canal de Suez.
El ataque se produjo sobre las 16.00 hora local (13.00 GMT), cuando los insurgentes lanzaron el proyectil desde las zonas que controlan en el norte y el oeste del Yemen, de acuerdo con el CENTCOM, que apuntó que la embarcación "no ha reportado heridos ni daños importantes y continúa su viaje".
Horas después y tras días de silencio pese a la escalada militar y los bombardeos contra el Yemen, el portavoz militar de los hutíes, Yahya Sarea, reivindicó la acción en un discurso televisado en el que prometió responder a la campaña de ataques aéreos lanzada por Estados Unidos y el Reino Unido.
Una respuesta inevitable
"Inevitablemente, se producirá una respuesta a los ataques estadounidenses y británicos, y cualquier nuevo ataque no quedará sin respuesta ni castigo", amenazó Sarea, que declaró como "objetivos hostiles" a "todos los barcos y buques de guerra estadounidenses y británicos" desplegados para hacer frente a los hutíes y para contrarrestar sus ataques en el mar Rojo.
El ataque de los hutíes contra el M/V Gibraltar Eagle fue sucedido por nuevos bombardeos contra los alrededores del aeropuerto de la ciudad portuaria de Al Hudeida, en manos del grupo chií, que hasta el momento no han sido reivindicados por Estados Unidos ni por el Reino Unido.
En respuesta a los ataques hutíes en el mar Rojo, por donde navega alrededor del 15 % del comercio marítimo mundial, Estados Unidos y el Reino Unido iniciaron la madrugada del viernes una campaña de bombardeos contra posiciones de los insurgentes en el Yemen que provocaron la muerte de al menos cinco combatientes.
Los rebeldes consideraron esta operación "injustificada" y Sarea declaró hoy que el movimiento chií, respaldado por Irán, tomará "todas las medidas defensivas y ofensivas dentro del derecho a la autodefensa para hacer frente a la agresión estadounidense y británica".
En medio de la escalada de tensión, el primer ministro británico, Rishi Sunak, defendió este lunes que los bombardeos contra posiciones de los hutíes fueron "limitados", "necesarios" y "proporcionados" y comunicó que 13 blancos de estas milicias fueron destruidos.
"Hemos intentado resolver esto mediante la diplomacia. Después de numerosos llamamientos internacionales para que cesaran los ataques, una coalición de países hizo a los hutíes una advertencia clara e inequívoca hace dos semanas", dijo Sunak en una declaración en la Cámara de los Comunes.
Los hutíes no retroceden
El portavoz militar de los rebeldes confirmó en su alocución que seguirán llevando a cabo ataques en el mar Rojo y en el golfo de Adén contra barcos propiedad de Israel o que se dirijan a puerto israelí "hasta que cese la agresión y se levante el asedio al pueblo palestino en la Franja de Gaza".
Según ellos, estas acciones "morales" están destinadas a dañar económicamente a Israel y a forzar el cese de su ofensiva contra Gaza, si bien gran parte de las importaciones del Estado judío llegan a través del Mediterráneo.
Asimismo, Sarea afirmó que los hutíes garantizan la libertad de navegación del resto de las embarcaciones, pese a que Washington y Londres alegan que sus ataques no van dirigidos exclusivamente contra navíos vinculados a Israel y han afectado a una cincuentena de países.
Muchas navieras han optado las últimas semanas por evitar el mar Rojo -una vía vital del comercio entre Asia y Europa- y se han visto obligadas a bordear el extremo sur del continente africano, con un enorme coste adicional, así como con diez o doce días más de navegación.