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Extrema derecha
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'Pagamos por todos, pero para los alemanes no hay dinero', dicen electores de extrema derecha

"Las deportaciones dejan más viviendas libres", se lee en una pancarta de un manifestante de extrema derecha

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Pagamos por todos, pero para los alemanes no hay dinero, dicen electores de extrema derecha
Seguidores de la AfD durante una manifestación el 1° de mayo 2024 en Alemania. (RFI)

Dresde es una de las más bellas ciudades alemanas y, probablemente, la que tiene más futuro de todo el este de Alemania. Cuenta con 600,000 habitantes, su economía está en crecimiento y es una de las ciudades alemanas que tienen más visitantes en todo el país, cerca de dos millones de turistas anuales. Esa cifra crece cada temporada. En esta bella tarde soleada, se ve a los turistas por todos lados, admirando la ópera, las iglesias y los extraordinarios museos.

Pero un par de cuadras más adelante un minibús atravesado en la peatonal marca el inicio de una demostración de Alternativa para Alemania (AfD). El minibús tiene a su costado un cartel con un mensaje de un cinismo escalofriante: "Las deportaciones dejan más viviendas libres".

Ese partido de extrema derecha logra en esta ciudad una votación del 33 %, lo que lo convierte, de lejos, en la mayor fuerza política de la región. En el podio, pronunciando un discurso, está Maximilian Krah, el candidato de AfD que quiere ser reelecto en las elecciones europeas.

"Pagamos para mantener las fronteras abiertas y, el año pasado, entraron más de un millón de inmigrantes al país. Ellos no tienen nada que hacer aquí. No sirven como trabajadores, terminan por abusar del sistema social. Son un millón de inmigrantes que se quedan en las grandes ciudades donde, a causa de los costos ecológicos, nadie quiere construir. Las familias jóvenes no consiguen viviendas. Queremos dejar en claro que todos los demás partidos están a favor del clima, de los derechos de los LGTB+, de la guerra, pero hay un solo partido que está por el bienestar, por la familia, por el pueblo y por la paz, es AfD".

Pero uno de los miembros del equipo de Maximilian Krah en el parlamento europeo en Bruselas está siendo procesado bajo el cargo de ser un espía de China. Al mismo Krah se le acusa de tener contactos demasiado estrechos con Rusia.

Uno de los puntos débiles de la extrema derecha en Alemania es la frecuente relación de sus miembros en casos de corrupción y de violencia. El último de ellos fue uno particularmente grave, el ataque a uno de los rivales de Krah al parlamento europeo, el candidato de los Verdes, Matthias Ecke, quien fue golpeado hace pocos días mientras colgaba sus carteles de propaganda en las calles de Dresden por cuatro hombres enmascarados de manera tan brutal que poco después debió ser operado en el hospital local.

Epicentro de la extrema derecha alemana

Desde la caída del muro de Berlín, el territorio que ocupaba la ex RDA, la antigua Alemania del Este, también llamada Alemania comunista, se convirtió en el centro de grupos de extrema derecha venidos de toda Alemania. Desde entonces varios partidos extremistas han surgido, pero también desaparecido en el este alemán. Hay numerosas hipótesis sobre el paradójico auge de la extrema derecha y de partidos filo-nazis y filo-fascistas en los territorios que alguna vez aspiraron al comunismo.

Uno de los ideólogos de Alternativa para Alemania AfD , Hans Cristoph Bernd, quien creció en la Alemania comunista y ahora está en el parlamento de Brandemburgo, cree que es una reacción de la población de los alemanes del este ante lo mismo.

"Los partidos políticos han convertido al Estado en un botín", sostiene Hans Cristoph Bernd. "Manejan el Estado como antes lo hizo el partido comunista en la ex República Democrática Alemana, la RDA. La República Federal Alemana adquiere progresivamente rasgos similares a los de la antigua RDA, entre otros, poner a la policía política, a los servicios secretos, a vigilar a partidos que han sido democráticamente elegidos. El otro punto es la falta de alternativas. En la ex RDA tampoco había alternativas al socialismo. Pero si Usted insiste en diferenciar entre izquierda y derecha, no llegará muy lejos porque AdF no es un partido de derecha. En el dilema nacional / global, estamos del lado nacional, mientras que todos los demás partidos están al lado de la globalización. El gran éxito de AfD en el este alemán radica en que aquí no crecimos con prejuicios contra el nacionalismo", concluye.

Una de las primeras grandes organizaciones de extrema derecha de las últimas décadas se creó aquí en Dresden hace 10 años, se llama Pegida, abreviatura de Patriotas Europeos contra la islamización de Occidente. Es una organización islamófoba, xenófoba, nacionalista, racista, que organiza una marcha todos los lunes en Dresden. Los que viven desde hace un tiempo aquí se han acostumbrado, si bien algunos migrantes comienzan a sentir que la hostilidad hacia ellos es cada vez más directa.

"Mi nombre es Armando Reyes, vengo de México. Vivo en Dresde desde hace 18 años. Siempre he vivido en la misma ciudad. Mi empresa se llama Pau Pau, es una manufactura de helados, tiene 12 años. Pienso que en esta parte de Alemania no es que haya aumentado (la extrema derecha), sino que se han declarado, es decir, ya no les da vergüenza decir que son personas que votarán por el AfD. Esto me parece bastante grave.  La vergüenza se les ha ido yendo, la vergüenza se les ha ido diluyendo. Ya hay alguien que los representa y no tienen vergüenza de decirlo. AfD empezó a ser bastante popular, hay mucha mucha propaganda. Han ido creciendo bastante en las encuestas. Ahora mismo me parece que hay un 33% de personas que van a votar por la AfD".

'¡Extranjeros fuera! ¡Váyanse a su casa!'

El crecimiento de la extrema derecha ha tenido graves consecuencias para los inmigrantes, como para Armando y su familia.

"Mi hijo estaba con Vanesa, mi esposa, en el centro de Dresde. Ella estaba estacionando el coche y mi hijo se bajó para ver si había un lugar. Efectivamente lo encontró y se lo estaba guardando. Pero ella se demoró un par de segundos. Entre tanto, se acercó un coche que quería estacionarse en el mismo lugar. Entonces le gritó muy fuerte a mi hijo, le dijo que si no se quitaba lo iba a atropellar. El conductor no esperó y le echó el coche encima. Lo hizo de una manera muy agresiva, fue muy rápido. Mi hijo saltó. El hombre se bajó y empezó a gritarle a Vanesa y a él: '¡Extranjeros fuera! ¡Váyanse a su casa!' Mi hijo quedó en estado de shock, en pánico, mi esposa también. El hombre se puso a gritar en la calle que se fueran, gritaba cosas muy terribles. Esto ocurrió en el centro de la ciudad hacia las dos o tres de la tarde. Fue muy grave porque uno puede entender que haya gente racista en todo el mundo, esto no es un problema solamente en Alemania, es un fenómeno que está pasando en todo el mundo. Pero que la gente no se haya acercado… porque a esa hora había gente en la calle, pero nadie se acercó a Vanesa para preguntarle cómo estaba o a  decirle, ‘Mira, no te preocupes, ¿te pasa algo?, podemos ayudarte’. Pero no fue así, nadie se acercó a preguntarle cómo estaba", apunta.

Alternativa para Alemania podría haber desaparecido en el camino como otros partidos de extrema derecha alemana que le precedieron, pero lograron establecer una sólida estructura institucional. Además, hay dos hechos, o dos miedos, que multiplicaron sus votantes: los más de un millón de inmigrantes sirios llegados en 2015 y otro millón cien mil más de refugiados ucranianos, tras la invasión rusa a Ucrania. Al parecer, son dos de las principales razones para explicar el crecimiento de AfD. Pero se evocan otras razones.

 "Yo diría que hay tres razones fundamentales. La primera es una cuestión puramente material. Desde que empezó la invasión rusa de Ucrania, el aumento de los precios, la inflación, ha hecho que la clase asalariada alemana haya perdido mucha capacidad de compra y calidad de vida. Esto genera un descontento evidente entre las clases medias y trabajadoras”, dice Andreu Jerez, periodista independiente en Berlín, especialista en la extrema derecha alemana.

La usura de los partidos en el poder sería otra de las razones. "La segunda cuestión es el mal desempeño del gobierno de coalición que tenemos, socio-demócratas, verdes y liberales, que no están haciéndolo bien y están comunicando peor. Entonces eso hace que AfD se pueda erigir como la principal propuesta opositora dado que además Die Linke, el partido post-comunista, está en vías de desaparición, con lo cual prácticamente le queda todo el espacio opositor junto con la CDU", agrega Andreu Jerez y concluye que la última razón podría ser "el miedo al futuro".

AfD y la 'tormenta perfecta'

"Estamos en un contexto muy volátil a nivel internacional. Alemania no escapa a ese contexto. La sensación que cunde entre la población alemana es que mira hacia el futuro y no lo ve con especial esperanza. Hace 30 años fue al revés con la caída del muro de Berlín y el 'Fin de la historia', toda esa historia que nos vendieron. Ahora, en cambio, miran hacia el futuro y no ven una perspectiva buena. Todo esto ha generado lo que podríamos llamar "la tormenta perfecta" y tiene al partido AfD en niveles de intención de voto inéditos desde que se fundó hace más de diez años. Es verdad que desde las últimas semanas ha bajado un poco la intención de voto para AfD por una serie de factores, pero sigue siendo un nivel de intenciones de voto muy alto, muy peligroso, para el sistema político y para la gobernabilidad del país".

Ahora bien, ¿cuál es el atractivo para los alemanes para votar por la Alternativa para Alemania? Varias personas entrevistadas en Dresden y Berlín nos dijeron lo siguiente:

"Es claro que, fuera de AFD, todos los demás partidos hacen la misma política, una política que nos perjudica a nosotros".

"Antes votaba a los Verdes porque me interesa mucho la protección del medio ambiente, pero no puedo seguir votando por lo que proponen ahora".

"AfD es el único partido de oposición que queda en Alemania".

 "La política se hace ahora de arriba hacia abajo, cuando debería funcionar, en cambio, de abajo hacia arriba. Votamos por la gente para que logre algo que les encargamos, pero lo que parece suceder es que recibimos desde arriba lo que nosotros debemos hacer".

Alemania no quiere reconocerse como país de inmigración

"Algo tiene que cambiar. Pagamos por la guerra en Ucrania, vienen los inmigrantes y tenemos que pagar por ellos, pagamos para todo y por todo, pero para nuestra gente no hay dinero". 

Varios estudios, incluidos algunos del Seguro Alemán de Rentas, muestran que Alemania necesita unos 500 mil migrantes por año para mantener el sistema de pensiones, ya que la tasa de nacimientos en el país es cada vez más baja y los alemanes viven cada vez más años. Alemania tiene además un gran déficit de trabajadores, pero al país le cuesta una enormidad reconocerse como un país de migrantes, concluye Andreu Jerez.

"Alemania no acaba de aceptar que es un país migratorio. La inmigración no es una cosa que empezó antes de ayer, sino hacia 1950, 1960. Ya hay una tercera o cuarta generación de inmigrantes en Alemania. Es un país que sin migración no tiene futuro porque la crisis demográfica obliga al país y a su modelo económico y social a depender de trabajadores extranjeros. Estas proyecciones no se están diciendo desde hace poco, sino que son proyecciones demográficas y de los economistas que datan de hace 20 años. Si a Alemania no llegan migrantes, el país no tiene futuro. Pero la paradoja es que el país, o una parte importante del país, no se reconoce en ese espejo, no reconoce que el futuro de Alemania depende de la migración. Cuando se ven migrantes, cuando se constata que el país ha cambiado de acento, de color, de olor, hay una parte de la población que no la acepta y no se siente reflejada e incluso lo rechaza”, dice Jerez.  

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