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Museo Memorial de la Resistencia: 10 años con los héroes antitrujillistas

El espacio preserva la memoria de las víctimas del terrorismo de Estado. Fue fundado el 29 de mayo del 2011, un día antes del 50 aniversario del ajusticiamiento de Trujillo

Los museos son espacios que mantienen viva la historia. La dictadura de 30 años encabezada por Rafael Leónidas Trujillo es uno de los hechos más trascendentales de la vida nacional dominicana en el siglo XX.

Hace 10 años abrió sus puertas el Museo Memorial de la Resistencia Dominicana (MMRD), como una manera de mantener vivo el legado de los que se resistieron al régimen dictatorial.

Fue fundado el 29 de mayo del 2011, un día antes del 50 aniversario del ajusticiamiento de Rafael Leónidas Trujillo, ocurrido el 30 de mayo de 1961.

Luisa de Peña, su directora y fundadora, es una museógrafa formada en el exterior, pero su experiencia llevada a la práctica con el referido museo la tiene desde niña, pues sus padres, Luis de Peña Pichardo (Parris) y Cristina Díaz Gautier, enfrentaron al régimen trujillista, fueron opositores en los 12 años de Joaquín Balaguer y lucharon en la Guerra de Abril del 1965.

“Nací en el año 1967. Durante el gobierno de Joaquín Balaguer ser hija de un comunista era un estigma y mi madre me educó para sentirme orgullosa de mi pasado”, rememora.

En una entrevista con Diario Libre, narra cómo vio la luz el espacio histórico y el aporte realizado a la sociedad dominicana. El Museo ha recibido más de 600 mil estudiantes que se han beneficiado de los programas educativos que van desde las visitas comentadas, los intercambios y las visitas testimoniales con sobrevivientes de las diferentes épocas de la resistencia dominicana.

Dentro de las salas se exhiben documentos y fotografías en los salones nombrados “Mitos de la Era”, “Expediciones de Constanza, Maimón y Estero Hondo”, “Asesinato Hermanas Mirabal” y “Ajusticiamiento de Trujillo”, entre otras.

La Sala de Tortura o La 40 tiene un mensaje importante de lucha porque allí muestran los objetos que eran utilizados durante la tiranía para torturar a los que se oponían al régimen, como la silla eléctrica. También se muestra el bastón eléctrico, videos y una maqueta de la temible cárcel.

El período de conformación e investigación del museo les tomó 10 años. Durante ese tiempo trabajaron con ella distintos intelectuales del equipo técnico y administrativo.

Cuenta que el fenecido profesor Franklin Franco fue el historiador que trabajó en el proceso documental; Kelvin Mejía es actualmente el gerente de Conservación; Frida Taveras se encargó de la página web y todo lo digital y Patricia Solano se ocupó del área audiovisual y la estrategia de comunicación.

Sigue relatando que el siguiente paso fue conseguir la casa donde está el espacio histórico actualmente, en la calle Arzobispo Nouel #210, Ciudad Colonial, y fue conseguida por la Fundación Héroes del 30 de Mayo, gestionada por doña Chana de Díaz, la viuda de Juan Tomás Díaz.

En 2008 se le presenta el proyecto al entonces presidente Leonel Fernández y se le pide ayuda para reconstruirla; el exmandatario aceptó y entrega los fondos para restaurar la casa. El MMRD abre tres años después, en el 2011.

Razón de ser del MMRD

Para Luisa de Peña, la razón del museo es trabajar la memoria histórica y la educación en derechos humanos. “La función, como todos los museos memoriales es rescatar la memoria de las víctimas de terrorismo de Estado; la memoria histórica es en honor a los caídos en los regímenes dictatoriales durante el siglo XX”, explica la directora.

El lema lo resume todo: “Rescatar el pasado para aplicarlo en el presente en la construcción de un mejor futuro”.

Allí, la colección guarda archivos personales de sobrevivientes y cuenta con más de 250 mil ítemes, como por ejemplo, fotografías y todo está digitalizado. Afirma que constantemente están ampliando la recopilación documental debido a que reciben donaciones de familiares y sobrevivientes de la dictadura.

La colección abarca desde el año 1916 hasta 1978. El gerente de colecciones, Kelvin Mejía, es el especialista en Archivos que supervisa el cuidado, y refiere que se encargan de mantenerlas en buen estado porque siguen “los estándares de conservación que establece la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco)”.

Confiesa que no hay muchas piezas, sino más bien documentos, cartas, fotografías y demás.

Luisa de Peña sostiene que han contribuido a la educación dominicana. “Después que el MMRD fue fundado los libros de historia oficiales del Ministerio de Educación cambiaron e incluyen los movimientos de resistencia dentro de su narración”, afirma.

Al escuchar el término “resistencia” podría remontarnos a los sobrevivientes de la Primera y Segunda Guerra Mundial. Para Luisa de Peña existe otro significado igual de importante. Ellos decidieron agregarlo porque “la resistencia es la esperanza a un cambio”.

En el futuro, vislumbra al museo en la misma la labor actual, continuar educando en derechos y valores democráticos. “El Museo Memorial de la Resistencia Dominicana seguirá siendo una herramienta de extensión del aula para vivir en una sociedad más justa”, concluye.

El término ‘Resistencia’

De Peña considera que colaboran como una extensión del aula educativa en la formación ciudadana y en ciudadanía responsable para contribuir al desarrollo de una sociedad más equitativa y justa.

Comenta que decidió agregar este término porque en una dictadura hay cuatro personajes que interactúan en la sociedad: el perpetrador, ese que comete los crímenes; el observador, el que está en la posición de no intervenir (la mayoría de la gente); siguen las víctimas, que son los que sufren y por último está la resistencia, el que resiste y el que rescata a las víctimas.

“Los regímenes dictatoriales caen cuando los observadores se convierten en resistencia y hacen que temporalmente la resistencia sea una mayoría”, analiza.

Añade que las violaciones a los derechos humanos las cometen los estados.

Asimismo, indicó que los museos están dedicados a conversar el patrimonio material e inmaterial, además de educar e investigar. Mientras que “memorial” tiene un discurso de condena hacia los regímenes que cometieron crímenes de lesa humanidad. “Un museo memorial se dedica a conmemorar a las víctimas de terrorismo de Estado”, argumenta.

Una familia que lucha por la democracia

Al escuchar hablar a Luisa de Peña en la entrevista con este medio puede notarse su vasto conocimiento sobre la época trujillista, como si hubiese sido testigo de cada hecho.

La realidad es que ella viene de una familia que luchó por la democracia y esos valores fueron absorbidos por su persona y forman parte de ella. No se ve de otra manera.

Luisa de Peña nació en el año 1967, justo al comienzo de “los doce años de Balaguer”.

“Mi familia, tanto de padre como de madre, era de la resistencia. Mi padre, Luis de Peña Pichardo fue asesinado en el gobierno de Joaquín Balaguer, y yo nací en el año 1967. Mi abuela era sobrina del expresidente Horacio Vásquez y su papá, Dionisio Pichardo fue asesinado en esos tiempos convulsos cuando Trujillo era oficial del ejército de ocupación. La familia de mi abuela paterna fue muy golpeada, le incautaron las tierras, separaron a los hermanos...”, recuerda.

Continúa narrando: “Mi padre, desde que tuvo edad suficiente se incorporó al Movimiento 14 de Junio y muere como un militante asesinado durante los 12 años de Balaguer en el año 1967 en Nagua. Mi madre, Cristina Díaz Gautier viene de una familia antitrujillista donde mi abuelo, Juan Bautista Díaz y Díaz, fue incluso fundador del primer Comité de Gascue del Movimiento 1J4. Su hermano, tío Teodoro, era miembro de la resistencia en el exilio y fue parte de la expedición del 1959. Murió de un infarto. Pero es mi abuelo el que recluta a mi madre en el referido movimiento liderado por Manolo Tavárez Justo y luego ella participa en la Guerra de Abril”.

Cuenta que su progenitora pierde a su prometido, el dirigente estudiantil Tony Barreiro, en 1963, cuando fue asesinado junto con Manolo Tavárez Justo.

Durante la Guerra de Abril del 1965 entabla una relación con Luis de Peña. Se casan en 1966 y lo asesinan en 1967. “En la Guerra es que ella se quita el luto de Tony Barreiro”, confiesa su hija.

“Yo estoy involucrada en esto desde antes de nacer. Mi madre se ocupó de educarme porque ella entendía que esto forma parte de mi legado y (de) sentirme orgullosa”, comenta.

“Durante el gobierno de Balaguer ser hija de un comunista era un estigma y mi madre me educó para sentirme orgullosa de mi pasado”, rememora.

Es por todo esto que su misión en la vida fue fundar un museo.

Relata que fue una petición de su abuela, Cristina Gautier, y de su prima Ángela Ricart, en la época en que Luisa de Peña trabajada en el Museo del Faro a Colón en el año 1995 como especialista del museo.

“Ese museo que la gente visita hoy nació en enero, en el patio de mi abuela. También mi madre me dijo: Luisa, recuérdate de la responsabilidad que tenemos con los dominicanos que dieron su vida por nuestra libertad. Ahí empecé a tomar en serio el proyecto”, recuerda.

Resalta que en el año 2001, en la conferencia del Consejo Internacional de Museos celebrada en Barcelona, España, se aceptó a los museos memoriales como un tipo de museos diferente a los tradicionales, es decir, a los de historia.

“Por eso decidí transformar el proyecto de un museo de historia a un museo memorial. Para el 2004 estábamos bien avanzados. En el 2005 ganamos un concurso para digitalizar la colección y poder someterla al programa de la Unesco “Patrimonio Documental de la Humanidad”, que se llama “Memoria del Mundo”. Lo hicimos y en el 2009 la Unesco proclamó bajo registro de Memoria del Mundo la colección del Museo Memorial de la Resistencia Dominicana”, detalla sobre el proceso previo antes de inaugurar el MMRD.

Himno Nacional completo

Recientemente, De Peña valoró que en una actividad para llevar los restos del héroe nacional Gregorio Urbano Gilbert al Panteón Nacional escuchó el Himno Nacional completo, y se ha estado repitiendo en distintos actos oficiales.

Para ella es de gran avance porque, según afirma, este acto solemne es una muestra de resistencia a la dictadura para impulsar el derrumbe de los símbolos trujillistas porque “Trujillo fue el que acortó el himno por intereses personales y políticos”.

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