La cena que marcó un nuevo rumbo en la vida de Severa Rodríguez
Esta agricultora participa en las Noches Especiales, un viaje culinario que honra la dedicación de mujeres agricultoras dominicanas
¿Puede una cena cambiar la vida de una persona? Si le preguntas a Severa Rodríguez, agricultora en Jina Jaragua (Higüey) desde los 10 años, cuando salía al conuco con su papá, te dirá que sí.
La razón, su participación en las Noches Especiales del restaurante Ajualá, un tributo a estas Agricultoras en Superación, que forma parte del programa Supérate.
El chef Saverio Stassi siempre ha destacado la importancia de apoyar a los productores locales y resaltar la riqueza de nuestra tierra en cada bocado.
Lo demuestra en cada uno de los platos de Ajualá. Pero fue un encuentro con Arturo Bisonó, director de Agricultura Familiar en Supérate, mientras ambos disfrutaban de un helado en la Zona Colonial, lo que cuajó en esta iniciativa.
“Fue algo inexplicable, todo surgió simplemente por tener una misma visión y propósito, que es darle el valor al campo y sus personajes, que son la columna vertebral de nuestras cocinas y sostenibilidad”, explica Stassi.
Hasta el momento se han celebrado 10 cenas y Severa ha participado en dos de ellas con los productos que cosecha en su conuco: yuca, maní, habichuelas o lehuga, entre otros.
Además colabora en la casa sombra, un vivero donde cada familia cuenta con una parte de terreno, donde cultivan una gran variedad de hortalizas, que también forman parte del menú de estas Noches Especiales en Ajualá y del programa Supérate.
“De mi conuco llevamos yuca, habichuelas negras y batata, también huevos (que salieron de las gallinas de todo el barrio), y del grupo de casa sombra llevamos leche o ajíes gustosos”, cuenta la agricultora.
¿Y cómo le ha cambiado la vida estas noches junto al chef Saverio Stassi?
Severa cuenta que, después de estos proyectos, ha aprendido cómo debe hacer mejor las cosas en la agricultura o qué no debe hacer, qué puede sembrar, cómo debe atender el producto y hasta cómo debe usarlo.
“Antes no sabíamos qué hacer con las lechugas, por ejemplo, o después de asistir a estas cenas aprendí que cuando la yuca se pone mala no se puede tirar, y se puede aprovechar todo, que la yuca se fríe y queda muy rica”.
Pero lo que más disfruta es entrar en la cocina junto al chef Saverio. Allí mueve los calderos con él, quien le muestra todo lo que hace, y sobre todo pregunta mientras le quita los cucharones y aprende todos los procesos que se están realizando en ese momento en la cocina.
Tanto es así que el plato que más recuerda, fruto de su segunda cena, son unos ajíes gustosos rellenos de pescado. Un plato que ha quedado grabado en su memoria.
Saverio confirma su actitud y espíritu. “De Severa llama la atención la pasión y dedicación que le da a cada uno de sus productos, pero sobre todo sus ganas de mejorar”.
Severa, con 70 años, y quien todavía se levanta a las 4:30 am para trabajar, es la mayor de una gran familia. Desde los 10 años “echaba el día en conucos ajenos y en el de su papá”, recuerda esta agricultora higüeyana.
Desde entonces ha llovido bastante. Ahora cuida del conuco que trabaja junto a su esposo, con el que lleva 55 años de casada, además de su propio negocio, el comedor Altagracia, humilde, pero muy bien situado, en la Autovía del Coral, donde desde el año 2010 ofrece sabrosas comidas criollas basadas en los productos que ellos mismos cosechan, como locrio, moro negro o con guandules, arroz blanco o con maíz.
Gracias a esta experiencia sueña con un futuro en el que las mujeres sean líderes en la agricultura y deseen contribuir a la seguridad alimentaria y al bienestar de su comunidad.
Ajualá es un restaurante que selecciona cuidadosamente sus ingredientes de fuentes locales y sostenibles. Cada plato en su menú es una celebración de la frescura y la diversidad de los productos cultivados por estas agricultoras familiares: desde frutas y verduras hasta productos lácteos y proteínas, el restaurante se abastece directamente de las agricultoras, apoyando así la economía local y reduciendo la huella ambiental.“Ellas son quienes seleccionan y escogen los productos, de forma que cada día son más exigentes a la hora de brindar lo mejor de sus cosechas”, explica el chef Saverio Stassi, quien arma el menú en base a lo que sus manos traen a la mesa. Esa interacción entre estas mujeres, el restaurante y los comensales es increíble”, añade.