La diabesidad es un trastorno que gana terreno y amenaza la salud de esta generación

Los especialistas en nutrición, que presentan un “semáforo de alimentos”, que sirve de guía para prevenir y controlar este trastorno, de cara al Día Mundial de la Diabetes

Es importante seguir una guía de nutrición para prevenir la diabetes. (EFE)

La “diabesidad” o coexistencia de diabetes tipo 2 y obesidad, deteriora severamente la salud y el bienestar, advierten los especialistas en nutrición, que presentan un “semáforo de alimentos”, que sirve de guía para prevenir y controlar este trastorno, de cara al Día Mundial de la Diabetes. 

“Cuando la obesidad recibe tratamiento tienden a desaparecer enfermedades asociadas a la misma. Evitando el exceso de peso se pueden prevenir más de la mitad de los casos de diabetes tipo 2”, explica Rubén Bravo, portavoz del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO).

Desde el IMEO dan “luz verde” a técnicas culinarias como los asados, plancha, vapor, wok y rehogados, que permiten comer rico y variado sin añadir calorías, y al ejercicio físico moderado y habitual, aeróbico y de fuerza, para mantener el azúcar en sangre, así como el peso y grasa corporal, en unos niveles óptimos.

Alimentos que bajan la glucosa

Entre los alimentos que están en la “Luz Verde”, porque bajan la glucosa, se incluyen los probióticos como el yogur, el kéfir o el chucrut, que ayudan a reducir los niveles de glucosa en sangre y a mejorar la sensibilidad a la insulina. Los ácidos grasos presentes en la avena, el plátano macho, el ajo, las alcachofas o los espárragos, que estabilizan los niveles de azúcar en sangre y la composición de la microbiota intestinal. También frutas como la manzana, pera, naranja, mandarina o la granada, ricas en fibra y antioxidantes que favorecen la saciedad y reducen el riesgo de obesidad. Verduras y hortalizas, que deben ser la base de la alimentación, al tener un alto contenido en fibra, vitaminas y minerales, saciar y aportar colorido a los platos haciéndolos más atractivos.

Consejos para evitar la diabesidad

La diabesidad, situación en la que una persona tiene diabetes tipo 2 y también obesidad o sobrepeso, y así denominada en 2001 por el profesor Paul Zimmet, de la Universidad de Monash (Melbourne, Australia), es otra de las “epidemias” a la que hacemos frente en el siglo XXI, explica Rubén Bravo, portavoz del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO). 

Señala que “son numerosas las complicaciones que pueden derivar de la ‘diabesidad’, la cual empeora la calidad de vida y provoca numerosas patologías, pero sobretodo aumenta el riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular, actualmente la principal causa de muerte en personas con diabetes”. 

Para disfrutar de la comida sin convertirse en “diabésico”. Estefanía Ramo, experta en nutrición y tecnología de los alimentos del IMEO recomienda hacer ejercicio físico o un deporte de nuestro agrado, totalizando a la semana 150 o más minutos de actividad física, de intensidad moderada o fuerte, distribuida en al menos 3 días. 

Una buena opción para controlar las cantidades consumidas en las comidas y cenas, es comer en plato único considerando que la ración de verduras debe ser aproximadamente la mitad del plato, la proteína un cuarto del plato y el carbohidrato integral el otro cuarto restante, según Ramo. 

Esta especialista también aconseja “comer porciones pequeñas a lo largo de todo el día para mantener constantes los niveles de insulina en sangre e intentar comer siempre a las mismas horas. Es importante no saltarse ninguna comida”.

En lo que respecta a la alimentación más saludable y adecuada para prevenir la diabetes y la obesidad, Carmen Escalada, nutricionista clínica del IMEO, propone un “semáforo de los alimentos”, para que lo tengan en cuenta aquellas personas que padecen diabesidad o están en riesgo de sufrirla. 

Alimentos prohibidos

La luz Roja aconseja limitar su consumo al máximo o evitarlo. 

Se incluye el azúcar y productos que lo contienen, como los alimentos de pastelería, galletas, mermeladas y jaleas. 

Mantequillas, margarinas y tocino, ricos en grasas saturadas y grasas “trans”. tambien bebidas azucaradas, como zumos, refrescos y bebidas energéticas, con contenido alto en azúcar y nulo en nutrientes. La lista incluye carnes rojas, miel, postres lácteos, pasta, arroz y pan blanco, entre otros.

También los embutidos y carnes altamente procesadas como el chorizo, el salchichón, la mortadela o las salchichas. Los chocolates de bajo contenido en cacao o blanco, así como las preparaciones culinarias fritas o rebozadas y el alcohol.  De este último se indica que favorece la acumulación de grasa visceral.

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